jueves, 9 de junio de 2016

Ni todas las niñas tienen que ser princesas ni todos los niños héroes.

Actualmente, se han conseguido numerosos avances en diversos temas relacionados con los roles y estereotipos de género, y lo que se espera o no se espera de cada uno/a de nosotros/as en la vida. Tal día como hoy, en el 2016 todavía me encuentro con personas que se encargan de transmitirles a sus hijos e hijas los roles tradicionales que deben desempeñar, de manera que a una hija se le enseña a como ser una buena ama de casa, una obligada madre  y una esposa maravillosa. En mi opinión, y sarcásticamente, para completar esto lo ideal sería que su marido le regalase un delantal rosa que llevara escrito: “Supermamá”. Por supuesto que se lo regalé él, que es quien sale a trabajar cada día y lleva el dinero a casa, en el ámbito privado en el que se encuentra inmerso la mujer no le está permitido salir a comprarse ni tan siquiera un delantal.
En cuanto a lo que estas personas le enseñan a sus hijos, es que ellos serán los reyes de su casa, los que mandan y dictan lo que se debe hacer. Su función en la vida se encuentra asociada al espacio público, como seres trabajadores y sociales, los que llevan el dinero, el poder y el status a casa. Por ello, llegarán a sus hogares, tendrán la comida preparada cada día por sus esposas y lo único a lo que se dedicarán es a sentarse, comer, levantarse y mantener a sus mujeres e hijos/as.
Pero eso no es todo, dentro de este grupo también me he encontrado a aquellas personas que aunque les enseñan a sus hijas a ser independientes y no solo esposas, sirvientas y criadoras de hijos/as, lo hacen de una manera peculiar. Lo que les enseñan a las niñas es que independientes si, pero siempre vestidas de princesas, con el cabello largo y si no es mucho pedir con tacones. A los niños en cambio lo que se les dice es que si lloran y muestran sus sentimientos en público son unos “nenazas”, lo mejor es que sean fuertes físicamente para poder rescatar a las niñas del ataque de una araña y ayudarlas con las maletas, porque pobriñas ellas que son débiles y no pueden con ellas.
Entre las frases  que he escuchado recientemente, y por las que he decido llevar a cabo esta reflexión, he seleccionado las que más han llamado mi atención y he visto necesario destacar:
Mujer anónima: “Una mujer debe vestirse bien y ser coqueta, porque así tendrá más oportunidades en la vida, las feas no triunfan nunca”.  ¿Con esto debo entender que las oportunidades en la vida ahora ya no se relacionan con los logros de uno/a mismo/a, sino con el aspecto físico? ¿En serio?
 “Las mujeres somos coquetas por naturaleza, es que debe ser así”; “En los hombres no queda mal que tengan barriga, pero las mujeres no podemos tener barriga”. ¿Quién es ese ente superior que ha manifestado como sienta la barriga en cada persona? En mi opinión, yo estoy muy contenta con mi barriga, y si, soy mujer y tengo barriga ¡menudo trauma!
 “Las mujeres tenemos que cuidarnos y estar guapas, si no el hombre pierde el interés por nosotras”. Claro, es que una mujer debe ser conquistada por un hombre, que ni se le ocurra a ella dar el primer paso, y por supuesto, si va en chándal, con tenis y despeinada ya ni que se planteé  salir de casa…
Dependienta: “¿Qué prefieres juguete de niño o de niña?”. ¿Perdón, es que vamos a hacer distinción también en esto? ¿Qué será lo próximo que me preguntes, barbie o action man? Que decepción.
Chico anónimo a sus amigos: “Mañana no puedo quedar que voy a teatro”; contestación de los amigos: “jajaja no puede venir porque va a bailar con las chicas”. ¿Lo he entendido yo mal, estamos hablando de teatro o de baile? ¿Y de que se ríen, de que vaya a teatro o de que vaya con las chicas? Creo que no merece comentario alguno, sencillamente patético. Claro, es que me olvidaba, los chicos no deben bailar, eso es una actividad de chicas, ellos tienen que ir a boxeo o kung fu en todo caso.
Chica anónima a dependienta de supermercado: “A mi novio le encanta cocinar y además prepara unos platos riquísimos”; contestación dependienta: “Pues que suerte tienes hija, ya no quedan hombres así”.
Y, finalmente, yo me pregunto, ¿Qué pasa con estas personas? ¿No ven que con este tipo de pensamientos se alimenta cada día las bases del machismo, el micromachismo o el machismo sutil? ¿No se dan cuenta de que en numerosos casos no se ayuda a una mujer en la calle por hacerle un favor sino porque la consideran débil; no se le grita guapa a una chica solamente como un halago, sino porque únicamente la ven como un objeto sexual? ¿Acaso no se dan cuenta que no nos importa que nos abran las puertas para que pasemos primero, sino la igualdad de trabajo y la igualdad de sueldo? Basta ya! Ya no quiero ver más mensajes escritos por San Valentín que pongan “Te quiero mi princesa guapa”, lo que si me gustaría ver escrito es “Te respeto mi ingeniera valiente”.
Con todo esto, lo que me gustaría transmitir con esta reflexión es que no pasa nada si a tu hijo le gusta a bailar o si tu hija quiere pilotar un coche. Lo único que importa es que ellos/as hagan lo que quieran, lo que les guste y sobre todo que les haga feliz. No importa si su color favorito es el rosa o el azul, lo que importa es que crezcan conociendo el respeto hacia las demás personas y la igualdad, indiferentemente de cómo seamos físicamente o de cuáles sean nuestras creencias.
Espero que algún día las frases anteriores sean solo historia pasada, que se consiga abandonar esta visión tradicional y errónea de los roles y estereotipos sociales, y  que, por tanto, se alcance una igualdad y una promoción del feminismo.

Me gustaría aclarar también, que los hechos relatados son completamente reales y basados en mi experiencia, y que se observe el sarcasmo puesto en algunos comentarios den mi reflexión.  Así que, de esta manera, solo pido una cosa, por favor, basta ya. 
Imagen por: http://www.playgroundmag.net/noticias/actualidad/Feminista_Ilustrada-feminismo_0_1712228774.html